Cada vez más, las empresas se preocupan de la excelencia en los procesos de selección y acogida. Invierten en acciones para fomentar el bienestar de sus empleados, con políticas de flexibilidad, incentivando un estilo de vida saludable, fomentando el buen ambiente laboral, mejorando el espacio de trabajo. Pero ¿se preocupa la empresa del momento en que los empleados tienen que desvincularse? Una desvinculación bien armada y bien gestionada es rentable para la empresa, construye una imagen positiva de la misma y, además, genera vínculo con los empleados que se quedan.
Una de las principales preocupaciones de los empleados que se acercan a la jubilación son los ingresos. Les inquieta el no tener totalmente claro de qué van a vivir en esta última fase de su vida. ¿Serán suficientes los ingresos provenientes de la pensión pública, del ahorro de empresa y del ahorro individual?
Estamos en un entorno en el que hay mucha incertidumbre sobre la pensión pública. A ello se le une que la esperanza de vida incrementa. El resultado: vamos a vivir más años y con mejor salud. Eso es, evidentemente, una gran noticia para nuestra sociedad y para los individuos que la componen. Pero lleva implícito una exigencia: la necesidad de ahorro será cada vez superior para afrontar esa etapa. Y nuestros empleados tienen que ser conscientes y ocuparse de ello.
Para determinados perfiles y puestos de trabajo, en el caso que los empleados no dispongan de un ahorro suficiente, su más que probable deseo será no querer abandonar la empresa en el momento de su jubilación. Ello va a suponer y está suponiendo para las empresas un envejecimiento de la plantilla. Los efectos a medio y largo plazo serán una ineficiencia en el gasto económico, una posible pérdida de talento y una falta de competitividad (por la dificultad en el desarrollo de carreras para las nuevas generaciones y atracción de talento del exterior).
¿Qué soluciones tenemos a medio y largo plazo para incentivar que los empleados abandonen la empresa?
Lo que en Mercer conocemos como Programa Horizonte, soluciones personalizadas para cada empresa y colectivo. Su objetivo es el de incentivar y programar ordenada y sistemáticamente las desvinculaciones futuras de los empleados a una determinada edad, compensando en parte el diferencial de lo que los empleados están cobrando en activo y lo que cobrarán en pasivo. Estas medidas permiten poder planificar financieramente las políticas de rejuvenecimiento de plantilla sin que ello suponga comprometerse a un gasto fijo. Medidas que cuanto antes las empresas empiecen a implementar, menor impacto anual tendrá en la cuenta de resultados.
¿Pero qué pasa si ya tenemos empleados cercanos a la edad de jubilación que necesitamos que abandonen la empresa?
Para estos empleados las soluciones que las empresas están implementando son los planes de rentas, o lo que conocemos de siempre como las “prejubilaciones”. No hay mejor sistema para acompañar al empleado desde la fecha de desvinculación y hasta su posible jubilación. Es una medida no traumática, con muy buena acogida social y que se preocupa tanto de los ingresos que el empleado va a recibir desde la fecha de baja y hasta la fecha de jubilación, como de que no tenga una merma en la pensión de jubilación a la Seguridad Social, suscribiendo el Convenio Especial a la Seguridad Social. Este último punto es muy importante, si tal y como hemos comentado, la pensión de jubilación es uno de los principales ingresos en la última fase de nuestras vidas.
Nuestra recomendación, es que todas estas
soluciones se complementen cuanto antes con Servicios de Asesoramiento
Financiero para la jubilación, servicios que contribuyan a educar
financieramente al empleado y a su ahorro individual. Y asesorarles, cuando
estén cerca de la jubilación, sobre cuál es su mejor momento para acceder a la
misma, dándoles información detallada e individual en función de su vida
laboral, tanto de sus fechas de jubilación
ordinarias y anticipadas, como la estimación de las pensiones públicas.
Cuanto mayor sea el ahorro que el empleado tenga en el momento cercano a la
jubilación, más fácil será incentivar o pactar su desvinculación en la misma. Y
cuanto más acompañemos a nuestros empleados en el momento de la desvinculación
mejor situaremos a nuestra empresa como un buen empleador. Y no solo para los
empleados que abandonan la empresa, sino también para los que se quedan en la
misma.